Hace un mes, el Centro Universitario de Teatro organizó un homenaje al director de teatro polaco Ludwik Margules. Durante dos días sus alumnos, actores y colaboradores compartieron experiencias, aprendizajes y puntos de vista respecto al trabajo del creador. Fue valioso para los alumnos, y para el medio teatral, abrir un espacio para discutir el teatro en la actualidad. Una cosa que destacó durante el encuentro es la relación entre la postura escénica de profesionales que ahora ocupan los espacios escénicos y la postura de los alumnos del CUT, que atentos tomaban nota y hacían preguntas a sus maestros respecto a los que alguna vez les dieron clase a ellos.
Después de este encuentro es importante reflexionar respecto a la postura de los estudiantes en la actualidad, y a la manera en que el trabajo creativo de Margules permea en la enseñanza del teatro actual. ¿Cómo se relaciona una práctica teatral como la de Margules con las nuevas propuestas escénicas, el teatro posdramático, documental y la escena expandida, entre otras nuevas propuestas? En este sentido, tenemos que observar la herencia pedagógica de Margules desde una postura crítica para reflexionar respecto al teatro que se hacía en la época en que Margules tuvo su mayor afluencia escénica, y para comparar dicha época con la actual.
En la actualidad, en las escuelas de teatro, existe una tensión entre diversos ejes que definen los intereses particulares de la enseñanza teatral. Uno de esos ejes es el mercado en el cual los actores y actrices estaremos inmersos una vez acabada la universidad. Las escuelas de teatro no pueden ser ajenas a este mercado y sus necesidades. Otro eje importante es la postura escénica de quienes actualmente dirigen las escuelas de teatro, que buscan una pedagogía que vaya acorde con su manera de ver y hacer el teatro. Y otro eje es el que se cruza entre las diversas perspectivas de la escena contemporánea y de los intereses de los alumnos.
Por otro lado existen, desde nuestra perspectiva, dos ejes pedagógicos que están en tensión, y que valdría la pena revalorar a partir de lo sucedido en el encuentro. Uno de estos ejes parte del concepto de puesta en escena, del teatro como un hecho dramático y del actor como un intérprete, y otro eje parte del actor como un creador escénico, de un concepto de creación escénica y del hecho escénico como un espacio en donde el texto dramático, el drama, ya no es lo más importante.
Pero ahora damos pie a las reflexiones de algunos estudiantes del Centro Universitario de Teatro y de otras personas que expusieron sus ideas durante el encuentro en unos papelitos que dejamos en una mesa para que la gente pudiera escribir lo que pensaba del encuentro. Aquí hay algunas de esas reflexiones:
Reflexiones varias:
‘Sin duda las enseñanzas que he tenido en mi proceso del CUT, después de estas conferencias las puedo vincular directa o indirectamente con Margules, pues es evidente la relación de mis maestros con Margules’.
‘Es una de las pocas ocasiones en la que se da la oportunidad de revisar la historia del CUT desde una cuestión administrativa hasta la formación de actores y hombres de teatro en general –de tan gran renombre-. Es importante conocer la trayectoria pedagógica y profesional de todo lo relacionado con el teatro mexicano’.
‘Me parece un espacio que ha comprendido una amplia gama de temas completamente educativos. Siendo pragmático diría que estas mesas, comentarios y risas son comparables con una odisea. Como actual alumno me da una idea de cómo es que osciló el teatro y la enseñanza de éste hace ya varias décadas, cómo es que se forma en la actualidad y cómo es que se desarrollará cuando nos toque hablar de la pedagogía, y más aún de la cosmovisión artística de quienes fueron nuestros maestros’.
‘Las enseñanzas de los ancestros –y maestros- parecen una utopía hoy; resultan un ideal, hablando de un presente en el que estamos investigando y explorando cómo hacer nuestro teatro sin y con todo lo que tenemos. Al mismo tiempo es un horizonte paralelo – vamos a revolucionar constantemente la expresión-creativa del actor-actriz. ¿Pedagogía? Hay carencia. ¿Compromiso ético? Hay que defenderlo a capa y espada con la dignidad de un felino’.
‘Lo relaciono totalmente con mi trabajo como periodista interesado en la investigación teatral, en particular en los procesos de directores como Montoro y Margules. Estos encuentros me interesan como espectador de dos momentos teatral hoy reunidos: el actual y el pasado, tan definitivo de tantas generaciones y que nos sigue tocando’.
‘Me hace cuestionarme sobre la responsabilidad y consciencia del actor mismo, de modo que pueda prescindir del maestro (verdugo). De ninguna manera hablo de los alumnos de Margules, sino de la generación a la que pertenezco. ¿Qué podemos hacer nosotros para rescatar la disciplina y la profundidad en el trabajo?’
‘El encuentro con personas que van más adelante en el camino del quéhacer teatral es campo fértil para el cuestionamiento y la crítica. Solo mediante el diálogo somos partícipes de procesos creativos que no pudimos presenciar. Hay algo de mágico cuando la experiencia se junta con el ímpetu del saber’.
‘Sustenta y explica la experiencia educativa de mi generación en el CUT, pues comprendemos el camino recorrido para llegar al CUT actual. También resuelve varias dudas sobre el mito del rigor implacable en la escuela, tranquilizando así a mi juez interno. Conocer, rememorar el pasado le da peso y sentido al presente; a la esencia del teatro actual, a nuestra generación y más adelante, al futuro teatro en México’.
‘Abre una posibilidad a profundizar en el puente, en los lazos del teatro que había cuando Ludwik Margules vivía y el teatro actual. Cuestionándome ¿qué ha sucedido con ese puente?, cómo la cosa se ha ido de un extremo de rigor, rompimiento a partir de una metodología del ‘no’, al otro extremo que quizá sea el actual. Poniendo como ejemplo algunas de las palabras que Emma Dib y Laura Almela compartieron tanto a sus colegas como a sus alumnos: creadores en proceso que, por su puesto, existe, debe existir un método, una manera en la que no sea necesario lanzar a la persona al abismo; sino que uno puede ser capaz de hacerlo por voluntad propia generando una amplitud personal en la creación de mundos, de universos’.