Presentación del no. 3 en el Museo Experimental El Eco

Eventos
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Lo que nos mueve:

Preguntas sobre el privilegio de la representación nos llevaron, en el año 2015 a propiciar un encuentro de “Pedagogía Teatral” en el que pusimos en cuestión la figura del maestro, o del profesor y por ello, en dicho encuentro no invitamos a grandes maestros o pedagogos a que nos compartieran sus saberes. Para ese encuentro, apostamos por la figura del facilitador de conocimiento: el maestro como esa figura que aporta las condiciones (estrategias) para que el conocimiento se genere. Conocimiento a través de experiencias.

Preguntas sobre los roles, sobre las estructuras organizacionales heredadas nos llevaron a replantear nuestro organigrama, cuestionar las jerarquías y aventurarnos en el mar de lo desconocido. Al principio, la delegación de responsabilidades se volvió un poco compleja, ya que nuestra pasión nos cegaba para decidir realizar, cada quién, una sola tarea de la larga lista de ellas. Pero seguíamos queriendo escapar del organigrama convencional, confiando en la toma de decisiones conjunta, en el trabajo colectivo, y sobre todo, disfrutando de los hallazgos de cada nueva prueba. Intentamos rotación mensual, semanal, fichas de responsabilidad para cada tarea, rotativas también… no podría decir que nada de esto funcionó, pero sí, que nada de esto se instauró como el modus operandi de La Barraca.

Comenzamos como una revista de estudiantes de teatro, con la plena consciencia de que este camino podría abrir las puertas hacia una plataforma de generación de conocimiento, en la búsqueda hacia algo aún desconocido pero que resonaba en los corazones de los cuatro integrantes de La Barraca, en el seno del Centro Universitario de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Hoy a todos los presentes, les auguro y repito tal vez, lo que ya se ha dicho, que el teatro tiene una larga vida, que el estudio de la representación puede revelarnos las fibras más profundas de nuestra forma de relacionarnos, que el estudio del teatro nos puede dotar de un ojo crítico que puede ser una herramienta para transformar, no el mundo, sino nuestra más cotidiana forma de presentarnos y representarnos en él. A los estudiantes, que no se angustien por insertarse inmediatamente en el mercado laboral, que reconozcamos que nuestra formación teatral tiene mucho que aportar al mundo más allá de nuestros talentos y presencias expandidas, y mucho que aportar al mundo del conocimiento, para el que la experiencia se ha mantenido como una fuente perecedera de saberes perecederos.

Junto con Emilio, Uriel y Rodrigo, comencé este viaje, y me importa mucho ser yo la que hoy presenta este número, pues hasta hace poco, era la única mujer en el equipo. Estoy muy orgullosa, de que sin buscarlo así,  hoy nuestro nuevo consejo editorial esté conformado mayoritariamente por mujeres, pues nos recuerda que las energías masculinas y femeninas se complementan y son necesarias para un equilibrio en el trabajo, porque sí, percibimos el mundo con otras problemáticas, con otras dificultades y espero que pronto, podamos compartir nuestras experiencias con las mismas oportunidades.

Bienvenido 2018, bienvenido el número 3 de La Barraca, bienvenido, públicamente, el nuevo consejo editorial de La Barraca, Valentina, Pilar, Moy, bienvenidos todos y todas, esta noche y bienvenidos los proyectos de la barraca para este 2018, que continua en su búsqueda incansable, con aquello que nos unió: generar una plataforma de conocimiento, la reivindicación de la experiencia colectiva como fuente de conocimiento, del teatro como fuente de conocimiento, más y mucho más allá de la interminable colección de obras que nutren nuestras experiencias estéticas.

Este fue el discurso de apertura para la presentación del número 3, La otra Antropología Teatral: teatralidad fuera de la escena.

Pronunciado por Nora Daniela M.

El ejercicio

Para esta presentación planteamos el ejercicio de arrojar un pretexto a la audiencia, qué experiencias en sus vidas les habían hecho pensar o les daban la sensación de ser «teatrales».

Lanzamos esta provocación para escuchar qué es lo que la intuición nos dice a los teatreros y no teatreros que es lo «teatral». Quisimos alejarnos del panorama explicativo y catedrático para adentrarnos en la intuición, la percepción y la sensibilidad. Quisimos apostar por escuchar las experiencias.

Se invitó a la audiencia a pensar en eso y reunirse con tres o cuatro o cinco personas que estuviesen a su alrededor y compartirlo. Fue verdaderamente entusiasmante ver la participación de la gente, y el esfuerzo de algunos por compartir y conversar con «desconocidos». Rápidamente el espacio se inundó de bullicio, y un ambiente reflexivo y amigable se instauró en el recinto.

Les pedimos que alguna persona de caga grupo expusiera brevemente qué características tenían o compartían las experiencias que escucharon de los miembros de su equipo.

Al principio fueron pocos los que se adelantaron a hablar frente a todos, y conforme acababan, más manos se fueron levantando para contarnos lo que habían detectado.

Se colocaron en un papel las palabras o características en común que tenían las experiencias relatadas, y fue así como dedicamos gran parte de nuestra presentación a un ejercicio activo que nos situara en un ámbito donde el conocimiento colectivo es posible y vimos reflejada y comprobada una hipótesis: que debemos seguir buscando motores, dinámicas y actividades que despierten el interés por compartir, analizar, hacer relaciones mentales, motivar un aprendizaje distinto e independiente a la escolaridad, que nos recuerde la libertad y la fuerza que tiene la colectividad cuando se reúne con un objetivo en común.

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